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Proyecto inmobiliario en Panguipulli abre polémica por su eventual impacto en el lago

La comuna es un tradicional lugar de veraneo de empresarios y ejecutivos, quienes están preocupados por la compra de un predio de 140 hectáreas, pues no hay una normativa sobre el tratamiento de aguas que podrían vaciarse al lago. Los socios del proyecto, entre los que están Rafael Araneda y Paul Fontaine, aseguran que, de realizarse la obra, cumplirá con los estándares de la zona y será amigable con el entorno.

A fines de la década pasada, varios empresarios y altos ejecutivos emplazaron casas y fundos de veraneo en Panguipulli. Arribaron a la comuna, seducidos por el imponente lago Panguipulli y los parajes que lo rodean. Y en 2008, un grupo de empresarios dio vida a la Corporación Adelanto Amigos de Panguipulli, para canalizar aportes a la comuna, en especial en el área musical, educación y salud.

Entre los empresarios que integran la agrupación, figuran Nicolás Ibáñez, Peter Hill y miembros de las familias Luksic y Von Appen, entre otros.

«Hoy es muy distinto a lo que ocurría hace diez años, en verano no se puede andar por las calles del pueblo por la cantidad de gente. Aunque los servicios y la infraestructura también han crecido», dice en reserva un vecino, para graficar el explosivo crecimiento.

En Puyumen, la península ubicada a pocos kilómetros del pueblo (ver mapa), el desarrollo inmobiliario ha sido más lento, según algunos propietarios.

Pero la inquietud de los vecinos se trasladó a este lugar, luego de que se vendiera un predio de 140 hectáreas -dividido en 230 lotes- en esta península, a un grupo de socios.

Los cuestionamientos de vecinos apuntan al eventual impacto en el medio ambiente y vial que podría tener una futura obra allí, especialmente sobre el lago Panguipulli.

¿Quiénes son los compradores del paño? Un grupo de socios encabezados por el ingeniero Claudio Cordero, socio principal de Inmobiliaria Ambienta, quien cuenta que realiza el proyecto junto al economista Paul Fontaine, al animador Rafael Araneda y otros inversionistas minoritarios, quienes compraron el predio por 340 mil UF (cerca de US$ 13,9 millones de hoy) a la familia Stolzenbach.

Gestor dice que no han ingresado anteproyecto

Aníbal Montero, director de SalfaCorp y presidente de la Corporación Adelanto Amigos de Panguipulli, señala que el proyecto está emplazado en una Zona de Interés Turístico (ZOIT) y que «la envergadura y el hacinamiento de los 230 lotes se aparta totalmente del espíritu de desarrollo en zonas rurales».

Agrega que este proyecto requiere plantas de tratamientos de aguas servidas individuales para cada sitio. Su preocupación radica en que esta exigencia no está contemplada en la ordenanza municipal para proyectos en zonas rurales y que tampoco hay exigencias respecto del tipo de rodado de las calles, ni si se deben soterrar los cables del tendido eléctrico, por ejemplo.

«En todo Chile no hay una norma para resguardar los loteos rurales. La ordenanza está hecha para las zonas urbanas, pero las zonas rurales, que son la cantidad mayor en la comuna de Panguipulli, están en las manos de las buenas intenciones de los desarrolladores», dice Montero. Por lo mismo, cuenta que están en conversaciones con la municipalidad para elaborar una ordenanza con exigencias a futuras obras rurales (ver recuadro).

La Corporación elaboró un manual de buenas prácticas para generar conciencia de que los movimientos de tierra en los bordes del lago producen un deterioro importante en el ecosistema, agrega. «Lo mismo con la recomendación de que todos hagan plantas de tratamientos de aguas servidas, que respecto del costo de una casa es mínimo -no valen más de 100 UF-, pero cuyo beneficio es para todos, porque esas aguas se pueden reciclar», dice.

Claudio Cordero, socio del proyecto, desestima que haya una decisión a firme sobre el destino del predio: «Compramos el terreno, pero ¿a qué lo vamos a dedicar, si como inversión o proyecto inmobiliario?, no lo tenemos claro todavía, porque el momento económico no es el ideal para tomar decisiones de inversiones importantes. Queremos ver cómo ser comporta la economía y cómo anda el sector inmobiliario en general».

Plantea que no han ingresado un anteproyecto a la municipalidad -versión que corrobora el municipio-, y que hoy hay maquinarias trabajando en el lugar porque están haciendo caminos de acceso y sacando escombros. De existir una definición -precisa-, la idea es hacer unas 20 casas en terrenos de 5 mil m {+2} y evaluar qué hacer con el resto del terreno, incluyendo la opción de conservarlo como inversión. «Nadie pensaría en ir a construir un edificio ahí, ni algo denso en construcción, como condominios. No se nos pasa por la mente», indica.

A su juicio, la preocupación se debe al desconocimiento de cómo trabajan y el temor a perder la tranquilidad que hay en la zona, pero asegura que eso no sucederá, porque el suyo sería un proyecto «muy amigable» con el sector. Destaca que están trabajando con el arquitecto Gonzalo Mardones y con el paisajista Ricardo Walker.

Descarta que el eventual proyecto sea similar a uno que desarrolló en Pucón: «Lo que puedes hacer en un sector urbano como Pucón es distinto, porque hay un plan regulador que permite construir edificios a la orilla del lago».

 

Fuente: El Mercurio

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